Todos nos convertimos en turistas ornitológicos cuando nos desplazamos fuera de nuestro territorio habitual a observar aves, y el código ético debe definir nuestra forma de actuar tanto en casa como fuera de ella. Del mismo modo, podemos requerir a aquellos que nos visiten que se comporten como nosotros lo hacemos, con el fin de preservar el bienestar de las aves y la conservación de sus hábitats.
La razón de ser de un código ético es la de difundir un comportamiento respetuoso y sostenible que evite impactos negativos a las aves y su medio, y favorezca la convivencia de las personas que buscan observar aves con el resto de la sociedad. Las aves y su medio ya sufren numerosas amenazas y peligros y se trata de evitar que nosotros, como visitantes que las buscamos y nos acercamos a su mundo, incurramos en comportamientos que puedan perjudicarlas más aún.